hablemoS dE amoR...



Hablemos de amor

De la mano que baja como savia en el tronco del árbol,

Articulación engomada a la carne,

La carne, se reposa en la mano,

Pero hablemos de lo que se moja y mira,

Ese llanto desprendido del cuerpo,

El olor a vela quemada que emana

Y se confunde

Y se vierte encima

Y se deshace con los ajados silencios.

Los pies que se engurruñan como arañas pegadas a la pared,

La pared de vellos recorriendo salvaje la hendidura del arco,

Hiela,

Se posa.

La libertad galopa frente a los ojos,

Posesión que ahora se hace agua,

Entre las grietas que se abren

Oscuras como la noche,

Y la hora encima,

Y el quejido trepando

Y no hay quien pueda entrar ni salir.

Lo de adentro que da preso,

Lo de afuera queda huérfano,

Telas llenas de rocío blanco, se deslizan como serpientes,

Y algo moribundo que siente pena en el rostro, huye lejos,

Empapada de lluvia.

La hora nos deja vencidos,

Como todas las veces que negamos la palabra al cuerpo…

Es de día y sigo con los ojos abiertos
ya comenzaron a bajar las prostitutas de sus cuartos,
hora de lavar los panties y tenerlos limpios esta noche.

Todavía el sol enceguece a los transeuntes que caminan hacia sus casas,
el calor derrite el rimel de las pestañas que disimulan el llanto.

El hombre que le gusta al otro hombre hace su papel de esposo fiel,
la cantinera sirve café cortado de las seis de la mañana, lo vende como fresco,
acabado de hacer.
Se cubre el asfalto de gomas rodantes, detenidas bomper con bomper,
dentro de esas cuevas que ruedan, las vidas se riegan,
el gemido se mezcla con la risa y el olor a tabaco vespertino.

La claridad castiga,
nos deja expuestos a la inmisericordia de esta realidad.

Estoy detenida, aun bajo el árbol, esperando que anochezca,
para no verme mas...

Abárcalo todo
Hasta el sudor que corre en las manos
Tritúralo todo
Con los dientes
Con las uñas
Entre las piernas
Agótalo todo
Como si fueras a ahogarte mañana
Con la piel, con los dedos

Calambre detrás de las orejas
Rápido! Que se pudre la piel
Se engancha de las maderas
Los aguijones ondulando frente al agua
Temor del reflejo

Una sombra detrás de la puerta
El toque que avisa: llegó el momento

La piel bañada
Se ha quedado fuera, el miedo
Vuelve a sonar, el toque
La puerta, madera vieja, cruje
La mirada se posa como rana
Listo el salto.

Cubre la hendidura con el trapo sucio
Que cae de los ojos
Aquí hay un regalo tendido
La puerta cruje
Abriendo o cerrando?
El martillo comienza a dar sus besos


(Te han sepultado)