(...)


...y ya se acabaron las venganzas
y el mundo
y los amaneceres se regodean
en algunas de las esquinas donde se han perdido las horas,
no es casualidad este pregonar-te como un periódico
es hurgarte en los rincones,
en los pensamientos de los transeúntes,
en todo aquello que huele
y se mueve
y se desprende a las seis de la tarde
para convidar la oscuridad,
por alguna razón te nombro como un rezo
un desprendimiento
algo extraviado por casualidad...